Esta hermosa escultura ha cambiado muy recientemente su simbolismo en mi conciencia. Desde la infancia estuvo unida al cuento del mismo nombre del gran escritor H. Christian Andersen. La única vez que he pisado tierras de Dinamarca, no he ido a verla. Pero hoy con tanto bombardeo mediático sobre la realidad del cambio climático, esta preciosa escultura asocia en mi mente, las emisiones de CO2, el calentamiento global, y la necesidad ecológica de cuidar más el planeta Tierra.
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