MIDNIGHT IN PARIS

Esta gran película se convirtió el pasado mes de agosto en la más taquillera de Woody Allen en Estados Unidos. ¿Por qué? Porque en el fondo se cumple el mensaje de Midnight in Paris: todos añoramos y suspiramos por aquello que no tenemos, en el tiempo y el espacio. Por eso nos parecen edades doradas las del pasado: los años 20, la Belle Epoque, el Renacimiento... y nos gusta lo que no tenemos si lo idealizamos. Pero junto a ese sentimiento universal, el guión está muy trabajado y los personajes bien escogidos desde Cole Porter hasta Hemingway, Picasso, Dalí, Buñuel, G. Stein, Toulouse-Lautrec etc. y la interpretación de Owen Wilson es como si se hubiera metido en la psicología de W. Allen con sus titubeos y dudas neuróticas, y con ese abstraerse de la realidad para perderse en la estética de Marion Cotillard que sigue confirmando porqué le dieron el Oscar en su interpretación de Edith Piaf. Carla Bruni es el lujo que se puede permitir Woody, y Michael Sheen (te crees muy listo barbas) muestra con este papel que no sólo es el Tony Blair de The Queen.