Es el mismo Jardín desde hace más de 40 años. El césped no se ha cambiado... y se nota. Pero en Primavera rivaliza con las mejores praderas...Recuerdo cuando mi padre plantó las hileras de árboles. Teníamos 12,13,14 años y abarcábamos el tronco de cada uno de los chopos y olmos con el pulgar y el índice de la mano. Este Jardín ha visto ya tres generaciones, y sus rincones han sido tan mirados y tan vividos que cuando tiendes la mirada hacia esos ángulos parece que un aluvión de recuerdos se desborda en fotos en blanco y negro y en color... y en fotogramas de las primeras carreras de Carlos perseguido por "bravo" aquel cachorro de pastor alemán que corría tras él y mordisqueaba sus pañales... y las clases de guitarra en las horas de la siesta... y las voces de la Paca... y las camisas de cuello vuelto y hasta los pantalones de campana... y los discos singles de los Tremeloes sin ir más lejos... las carreras de chapas, los tebeos, las voces amigas, los aspersores de noche y de madrugada, y la manga riega al ponerse el sol... y este verano el Jardín ha recibido la sonrisa de Alvarito en brazos de la bisabuela.
Las podas de los chopos no han sido siempre todo lo afortunadas que habríamos deseado, pero nos recuerdan... a nuestras vidas? Tampoco los hachazos y los golpes de la vida son perfectos desde nuestro punto de vista... tal vez los hubiéramos preferido de otro modo que nos dejara más estéticos, más derechos, con más gracia... Pero la savia de nuestros padres nos ha hecho fuertes e indestructibles, afortunadamente
Este pruno muestra la cuerda que sirve todos los veranos para sujetar la hamaca y dormitar o leer alguna buena novela
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