Navegando hacia el centro de Estocolmo, una ciudad abrazada por el mar, pero también por un inmenso lago de agua dulce.
Mientras íbamos navegando hacia Estocolmo, hicimos unos 10 Km, unas 6 millas de navegación de ida y otro tanto de vuelta. El barco es de Patricio, un ecuatoriano amigo de un español que ya lleva 10 años por estas tierras. Al llegar a la zona de los canales más estrechos, abundaban los deportistas haciendo kayak, los veleros de maderas nobles barnizadas: caoba incluída. Estos canales se hielan en invierno y la gente patina sobre ellos, o camina... o los cruza... Es una lástima que la foto dedicada a los nenúfares no haya sido tan nítida como me hubiera gustado. Pero ahí abajo está, y queda.
Arriba la antigua iglesia de los franciscanos, cuya torre señala el panteón de reyes de Suecia. Está en esa zona de la ciudad donde sólo había palacios de nobles. Hace 3-4 días nos fuimos caminando hasta allí. Y luego recorrimos la parte vieja de la ciudad. De aquel recorrido es la primera foto de esta serie.
Arriba una vista, y otra más, del Ayuntamiento donde se entregan los premios Nobel. Aunque el de Literatura tiene lugar y sede en la Academia Sueca, y el Nobel de la Paz en Oslo. Es sólo la segunda vez que estoy en Estocolmo, pero en la primera ocasión estuve cerca del 12 de Diciembre, y apenas había cuatro horas de luz. Sí recuerdo, de entonces, al ministro de Defensa sueco, y la cena que nos dio. Y las niñas suecas con velas en la cabeza, por santa Lucía, que salieron a los postres y cantaron para la delegación española, tras unas maravillosas canciones en sueco, un villancico español. En aquella Delegación española venía Javier Jiménez Ugarte, y hay que ver las vueltas que da la vida, hoy es el Embajador de España aquí. Gran diplomático que fue ya Embajador de España en Argel y en Atenas.
Con un buen amigo italiano, Francesco, al terminar la travesía.
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