Cuanto más grande es el talento de una persona más capacidad tiene para tomarse a sí mismo en broma, para quitar importancia a lo que hace, y para devolverte luego a la grandeza del trabajo... y así llega a tocar en muy poco tiempo todos los registros, de la sonrisa, la admiración, la emoción, y la grandeza de sentirse pequeño ante el infinito. Gracias maestro Muti por tu lección magistral. Gracias porque, en efecto como tú explicas con genial sentido del humor, cualquiera puede aprender los movimientos de un director de orquesta... Sin embargo arrancar los sentimientos de los músicos para que ellos interpreten unas notas y transmitan la emoción al público, es un camino muy largo -dices tú- que es infinito, pues detrás de las notas musicales... está Dios... y nosotros somos demasiado pequeños para llegar hasta El.